viernes, 26 de marzo de 2021

Torturadores

"ESCOLIOSE - paralelismo miúdo" (2020, Garupa) no es un libro de poemas al uso, sino lo que su propia autora considera como un cuaderno de trabajo al que podemos acceder para atisbar lo que se esconde tras las herméticas letras de sus canciones. 

En particular, Ana Frango Elétrico incluye en el libro tres textos que se volvieron canciones, como "Torturadores", de su álbum "Little Electric Chicken Heart" (2019, Tratore).  Con una pequeña diferencia: el orden de las estrofas está alterado. Este es el poema, en mi traducción:

 

TORTURADORES

el agotamiento                      del aire
en cuartos de baño sin ventana
las ondas              de los charcos

la cola del lagarto
y cada nombre de coche policía

investigando
el nombre y dirección de torturadores
para contar

a nietos
y porteros
que tienen todo
el derecho a saber

vas a pillar amigdalitis de tanto
llorar
en autobuses con aire acondicionado


Y esta es la canción:


O esgotamento do ar
Nos banheiros sem janela

As ondas das poças

O rabo do lagarto, e cada nome de carro da polícia

Vai ficar com amigdalite de tanto chorar
Nos ônibus com ar condicionado
 
Pesquisando o nome e o endereço de torturadores
Só pra contar pros netos e porteiros
Que têm todo o direito de saber
 
Pesquisando o nome e o endereço de torturadores
Só pra contar pros netos e porteiros
Que têm todo o direito de saber

En la canción, se repite la última estrofa, lo cual la convierte en el momento más memorable. Después, sobre todo en su versión de concierto, viene un largo tramo instrumental, con improvisaciones de la banda, en el que la letra se disuelve. ¿O será más bien que en la música se amplifica el significado de las palabras?

Este es un ejemplo de la manera que tiene la compositora de construir sus canciones a modo de collage. De hecho, ha declarado que muchas de sus letras contienen retales de anotaciones que, una vez hilados, forman el tapiz psicodélico de formas, colores, sabores y aromas característico de su música. Un corta-y-pega que ya se da en el momento de la anotación, recogiendo fragmentos de conversaciones, imágenes y sonidos de su entorno cotidiano.

La canción, como todas las de Ana Frango Elétrico, resulta fascinante en la escucha. Pero, ¿será tan solo un caleidoscopio de emociones? Por más que el pop sea su ámbito, estamos ante una canción política, con referencias a la dictadura militar brasileña. La última estrofa, poderosa, remite a la de algún modo insuficiente Comisión Nacional de la Verdad que no logró saldar las cuentas: los torturadores de antaño son enaltecidos y añorados todavía hoy por Bolsonaro.

El aire rarefacto de los baños sin ventana es toda una metáfora del Brasil actual, con su vil presidente a la cabeza. Las ondas de los charcos y la cola del lagarto abundan en una sensación de alarma, apoyada por el paso marcado de la percusión.  Que el poema se cierre con el aire acondicionado de los autobuses -uno de esos paralelismos menudos- tampoco augura un futuro despejado. 

Aquí acabaría el círculo, viciado, si leemos solo el poema. Gracias a la canción, con la reubicación de los versos, se deja abierta la posibilidad de una localización real de los asesinos y, finalmente, se ofrece el alivio de un sarcástico remate. 

-una reseña de Tive Martínez, 2021

                   

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