En su poema "Bicho e gente", Gleycielli Nonato hace referencia a dos de los biomas que forman parte de la identidad indígena, tan importantes como patrimonio cuanto los bosques tropicales. El pantanal es la región inundable más extensa del planeta. En cuanto al cerrado, se trata de la sabana brasileña. Ambos espacios ofrecen una diversidad biológica extraordinaria, junto a unas duras condiciones de vida que marcan el carácter de sus habitantes.
(imágenes del pantanal y el cerrado, Wikipedia Commons)El poema también refiere un elemento clave en la cosmovisión indígena, que considera sagrado el tránsito entre seres naturales, del animal al hombre, los árboles, ríos y montañas (véase el poema "Taita Madera" de Julie Dorrico). Incluye además la cita de una canción emblemática de Zé Ramalho, a quien le fue revelado en trance místico el neologismo Avôhai para dirigirse a la figura ancestral que aglutina al
abuelo, padre e hijo (avô, pai, filho) y asegura la supervivencia.
Animal y persona
Fuí hombre y con fuerza fui a luchar
Y como hombre descansé al acabar
Fui guerrera y aprendí las artimañas de mi caballo
Fui tropera, pantanera y fiel a mi cerrado
Fui pescador solitario
Despierto, soñando
Vengativo, apasionado…
Me embriagué bebiendo vino
A solas hice mi camino
Hallé amigos, enemigos
Caí, me levanté
Sufrí, me enamoré
Tomé caipiriñas oyendo “Avôhai”
Fui el orgullo y la peor pesadilla de papá
Fui fiera pintada, seductora, amada, candorosa
Fui animal y fui persona
Bailé la polca paraguaya
Sobreviví a la malaria
Maté a uno y parí a tres
Y nunca dejé nada para después
En esta tierra de todo un poco aprendí
Y no me arrepiento de aquello que no conseguí
Muere ahora, Mujer
Indígena
Pantanera, y feliz.
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